MOLESTA
Estamos conformes con la entrega final, sobre todo porque creemos que superó bastante a lo que generaba el corto de la preentrega, ya sea narrativamente, fotograficamente y artisticamente. Existen varios logros y también defectos. En lo personal, encuentro cada vez mas cosas para corregir cada vez que lo miro, ya sea cosas que se podrían haber previsto y cosas que todavia no podemos preever por no conocer el uso de todas las herramientas disponibles a la hora de armar un relato.
En cuanto a lo técnico, como autoevaluación vemos que hay problemas para empatar la luz de algunos planos entre sí, detalles del encuadre (que fueron producto de cuestiones del espacio real), y salta un poco a la vista el tema de la continuidad de los planos sobre todo hacia el final.
Desde lo positivo podemos destacar a la interpretación de los actores, algo que creíamos que iba a ser difícil de lograr, ya que la idea de un corto sin diálogos, con acciones muy sugestivas, resulta ser un desafío tanto para el diseño del guión, como para la dirección de actores. La ausencia de diálogos de por sí es una restricción, pero también permite generar un efecto de condensación, una condición que nos gustó para explorar y llevar a cabo este corto. Quisimos plasmar eso generando esta situación tan común, sirviendo de excusa para lograr ese objetivo. Hacer que el público se identifique con esta sensación tan conocida, ese estado (en su significado de estado fijo y estado de transición) recurrente en las parejas que empiezan a hacer cortocircuito, que les cuesta ver, y encima, una vez que es evidente les cuesta asumirlo, siguen en ese estado, el esfuerzo de cada uno se torna en gestos molestos para el otro, interrumpen. Existe el amor, pero la rutina de siempre de la pareja se transforma en algo que cuesta cada vez más y va en contra de los instintos de cada uno.
En cuanto al ejercicio, personalmente me hizo ratificar y ser más consciente de cada herramienta ligada a un uso. De cómo lo que uno elije mostrar determina la sensación y la idea/historia que se puede armar un espectador en la cabeza. Cada elemento tanto visual como sonoro, cada detalle mínimo, evidente y no evidente, va a jugar con la percepción de quien va a mirar. Por eso, lo importante, el desafío del diseñador es conocer y aprender a usar cada vez mejor las herramientas en función del objetivo que desea, para lograr generar en el espectador la sensación y el clima que esperaba generar.
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